Voz Joven

“Recibí un cargo en la ONU por haber regalado las armas al expresidente Funes”

El exmiembro del Batallón Presidencial, el mayor Luis Maida, tiene tres meses escondiéndose de las autoridades. La Fiscalía lo acusa de utilizar $215,000 de fondos públicos para comprar 80 armas de fuego para Mauricio Funes, expresidente de El Salvador. El militar aceptó a El Faro en dos entrevistas que regaló armas al exmandatario pero no con dinero público. Asegura también que no le regaló esa cantidad de armas. La mayoría se las obsequió Mecafé al exmandatario. Dice que hizo todo para obtener un favor de Funes: un cargo en el extranjero. Y sí, lo obtuvo.

El mayor Luis Alfredo Maida es prófugo de la justicia salvadoreña desde el 4 de junio de 2018. El exmiembro del Batallón Presidencial del exmandatario efemelenista Mauricio Funes (2009-2014), prófugo de la justicia también, aceptó conceder dos entrevistas a este periódico. Las conversaciones ocurrieron el 23 y 28 de agosto en un lugar de San Salvador que se acordó no revelar. Maida asistió acompañado a ambas reuniones por una persona que también se acordó mantener en el anonimato. En total, fueron cinco horas de conversación. La primera entrevista ocurrió de manera apresurada: Maida citó pocas horas antes del encuentro. Se presentó nervioso y parecía tener ensayadas algunas de sus respuestas. La segunda entrevista fue concertada con anticipación de varios días, y es la que se publica bajo este texto.

Maida intentó exculpar a Funes de la entrega de dinero público para la compra de armas. Sin embargo, durante la conversación, admitió que cree que Funes ideó un sistema de donación para evadir impuestos, y que otros militares sí compraban armas con dinero público. Además, Maida asegura que obtuvo un cargo en Nueva York, Estados Unidos, gracias al regalo que le dio a Funes: armas compradas con su propio dinero.

El salón oficial del Aeropuerto Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez fue el lugar clave para que el mayor Maida impulsara su negocio personal de venta de armas. Todo inició el 1° de junio de 2006, cuando lo designaron como oficial de enlace en el salón oficial del aeropuerto, el salón VIP. La actividad que tenía que cumplir era brindar seguridad a los funcionarios que llegaban al aeropuerto.

El militar, sin embargo, aprovechaba para aumentar su lista de clientes. Algunos funcionarios, como el entonces fiscal general, Félix Garried Safie, fueron parte de los compradores. Maida, cuando veía la oportunidad, mostraba su catálogo de armas, que había adquirido en armerías y con personas particulares que algunos gerentes de las tiendas de armas le habían recomendado.

Esa sala de espera también inició su relación con Funes. Una relación que acabó años después con el mayor teniendo que huir por estar vinculado al caso de lavado de dinero contra el expresidente.

El militar le brindó seguridad en un par ocasiones, cuando Funes acababa de asumir su cargo como mandatario, en junio de 2009. No entablaron conversación. Solo fue un saludo en la sala VIP. Según Maida, todo cambió cuando ese mes recibió una llamada telefónica de Funes para informarle que Manuel Zelaya, expresidente de Honduras, iba a estar en el aeropuerto y que debía brindarle seguridad a causa del golpe de Estado en 2009.

El militar no dio detalles de las funciones que cumplió mientras Zelaya estuvo en el país. Pero el trabajo que realizó convenció a Funes de tomar la decisión de trasladarlo al Batallón Presidencial. En marzo de 2010, Maida ya era parte del grupo de militares que, además de brindar seguridad al presidente y su familia, actúan como una especie de mayordomos armados. Son choferes, cargan maletines, hacen las compras del supermercado.

Según la versión del militar, a los pocos días de desempeñar su nuevo cargo, Funes lo buscó para pedirle que comprara armamento para el próximo equipo de seguridad que lo cuidaría cuando terminara su periodo presidencial. Funes no quería utilizar las armas que el Ministerio de la Defensa le entregaría, porque son viejas, explicó Maida. Por eso necesitaba armas recientes. Además, el entonces presidente tenía temor de que su sucesor girara la orden de quitarle sus pistolas y fusiles.

“Él (Funes) era mi comandante General, ¿cómo le iba decir que no?”, dijo Maida durante la primera conversación con El Faro. Funes había pedido al militar que cotizara una serie de armas de alto calibre que, en teoría, el exmandatario compraría al dejar su cargo.

Entonces, según la versión del militar prófugo, la historia dio un extraño giro. Durante esas conversaciones, a Maida le quedó claro que Funes era un coleccionista de armas en ciernes. En 2010, Maida decidió que le iba a regalar armas a Funes. No recuerda cuántas, dijo, quizá 9, 10, 15. Todo, según el mayor, era parte de un plan para obtener en devolución un favor del entonces presidente cuando lo llegara a necesitar. Ese momento llegó en 2012, recuerda Maida. Ese año, él decidió por motivos familiares que sería mejor vivir en Estados Unidos, y pidió a Funes un cargo allá. Dice Maida que Funes aceptó y lo envió a la Organización de las Naciones Unidas, con sede en Nueva York, con el cargo de agregado de defensa adjunto de la Misión Permanente de la República de El Salvador ante la ONU.

La tesis fiscal señala que Maida compró las armas con fondos de la partida de gastos reservados de la Presidencia. El arsenal fue inscrito en el registro público de armas bajo el nombre de Maida, quien el 21 de mayo de 2014 donó un lote de 80 armas al expresidente Funes, por el precio de $1 cada una. Maida asegura que solo una porción de ese lote fue comprada por él. El resto, dice, eran armas que le entregó  Miguel Menéndez, mejor conocido como Mecafé, y ahora encarcelado y acusado de lavado de dinero. O sea, Maida asegura que no compró la mayoría de las armas, y que solo fueron puestas a su nombre para que pudiera donarlas. Lo ocuparon de puente, pues.

En efecto, los estados bancarios presentados por la Fiscalía reflejan que a Maida no le alcanzaba para comprar un arsenal valorado en $215,000. En el período en el que supuestamente compró las armas, ninguna de sus dos cuentas bancarias superaban a lo largo del tiempo los $1,000. Su salario era insuficiente para costear armas que costaron entre $1,800 (una pistola Glock) y $8,000 (un fusil FH Herstal) cada una. Pero Maida asegura que no compró el total de las armas.

Sin embargo, la duda persiste. El salario de Maida tampoco es el de alguien que pueda permitirse comprar 9, 10 o 15 armas para regalar. Por ejemplo, un revólver Smith and Wesson, de $3,500; un fusil IMI, de $6,000; un fusil Ruger, de $3,500; o el FH Herstal, que es la más cara del lote, según el requerimiento fiscal. El prófugo dijo en su defensa que compró esas pistolas y fusiles con dinero que su mamá le envió desde Estados Unidos, con remesas, y que es incapaz de recordar la cifra exacta que le costaron las armas ni tampoco la cifra exacta de lo que le envió su madre.

En el relato de Maida sí aparece dinero público. La compra de armas no empezó en 2010, cuando lo incluyeron en el Batallón Presidencial. Maida sostiene que Funes comenzó a ejecutarla cuando apenas tenía seis meses de estar en el poder, con la ayuda de Miguel García, un piloto aviador que también es prófugo actualmente; y el mayor William Guzmán Arbaiza, quien era el edecán del presidente, y también es prófugo. El dinero que ellos dos utilizaron para comprar el armamento, sostiene Maida, salió del Estado, bajo la asesoría de Francisco Cáceres, exsecretario privado de la Presidencia y actualmente también prófugo.

El mayor es parte de los 30 acusados de lavar $351 millones de fondos públicos, junto con Funes.

Parte de la prueba en contra de Maida son las entrevistas de 19 vendedores de armas, quienes confirmaron haber vendido pistolas y fusiles a Maida, y dijeron que el mayor les pagó en efectivo. Algunos de esos testigos son Gustavo López Davidson, quien fue precandidato a la presidencia en las elecciones internas de Arena en 2018; Félix Garried Safie, exfiscal general, y otros vendedores particulares.

Maida, sin entrar en detalles, asegura que no se entrega a las autoridades porque tiene constante presión por parte de ambos partidos políticos, Arena y FMLN, el mismo Ministerio de la Defensa y de la Fiscalía.

Esta entrevista refleja lo conversado en el segundo encuentro, ya que fue entonces cuando fue posible una conversación más pausada y ordenada sobre los hechos. Incluso así, en algunos tramos, Maida titubeó en exceso o respondió cosas sin relación con algunas preguntas.

FGR insiste en que el dinero que usted utilizó para comprar 80 armas salió de las cuentas del Estado. Lo asegura porque, según sus estados bancarios, usted no puede pagar un arma de $3,000.

Sí. Yo entiendo. Y es por eso le digo que no me han permitido aclarar ni defenderme. Mis papás son ciudadanos americanos. Necesitaba un negocio, yo les llamaba a ellos y les decía: “miren, ayúdenme”. Ellos pueden dar fe del dinero que me mandaban. Así a veces yo compraba una moto y la vendía. Invertía el dinero.

Usted me dijo que recibió remesas de parte de su mamá, y que ese dinero sirvió para comprarle armas al expresidente Funes.

Sí, eventualmente. A veces, en efectivo y en físico cuando yo la visitaba o cuando ella venía.

¿Cuánto dinero le mandó su mamá mensualmente para la compra de armas? Porque hablamos de armas de hasta $8,000, que le compró a López Davidson.

Sí, pero fue en un periodo de tiempo de 2010, desde que comencé y hasta el… y hay unas que ya las tenía yo.

¿Entonces su mamá le mandaba $8,000 mensuales para comprarle armas al presidente?

No. A veces, yo tenía una parte, él tenía otra parte. Vendía un arma y lo consolidaba con lo de mi mamá.

¿Cuánto dinero le envió su mamá mensualmente?

¡Uhh! No podría decir un estimado. Porque a veces yo le decía: “mirá, mamá, tengo esto (arma), quiero ayudar al jefe”. Y ella me decía: “vaya, te voy a ayudar”.

¿Y su mamá estaba de acuerdo en que hiciera estos regalos?

¿No se acuerda que me regañó? Porque me dijo por qué no había aceptado la ayuda del presidente. Y la visión de mi mamá, ella es ciudadana americana, ellos vienen del tiempo de antes. Ella sabía que los presidentes le hacían favores a la gente. Entonces asumió que si yo le ayudaba al presidente me iba a dar un favor. O sea, coincidimos en lo mismo.

El 1 de octubre de 2010 usted hizo tres compras de armas para el expresidente Funes. La primera fue una pistola marca Scorpio a $3,500…

Esa es la que regalamos entre los oficiales del Estado Mayor Presidencial.

¿Y cómo va a justificar esto ante un juez?

Tengo una declaración jurada de mi mamá donde ella acepta que me entregó el dinero.

¿Tiene algunas facturas?

Factura no tengo, porque hay dinero que me lo dio en físico.

¿Se lo dio en físico?

Ella venía al país y me lo traía. No es ilegal traer menos de $10,000. Yo ya tenía (dinero para comprar) parte de una y me falta parte de la otra y lo consolidaba, verdad. Otra cosa que yo hacía era vender armas que yo tenía y con ese dinero compré las armas.

¿Se acuerda cuánto dinero le dio su mamá en total?

Fueron varios.

Es una cifra muy importante que debería recordar.

Mire, fueron varios desembolsos, pero tendría que poner a cuantificar y hablar con ella, porque a veces yo tenía dinero.

¿Por qué no aparece reflejado el dinero de las remesas en sus estados bancarios que están incorporados en la acusación fiscal?

Este, sí, ahí están en esos documentos. Ya se los voy a mostrar. (Maida mostró un par de estados bancarios, pero no relacionados con el tema de las remesas).

Repito: FGR insiste en que usted no tenía el dinero suficiente para comprar esas armas. La conclusión de ellos es que Funes o Francisco Cáceres (ex secretario privado) entregaron el dinero. ¿Es cierto?

No.

¿Nadie le entrego dinero?

No. Bueno, solo mi mamá.

¿Ni Funes, ni Cáceres?

No, no, yo con el secretario privado no tuve algo monetario. Ni con el capitán García (Luis Miguel García, piloto militar) ni con el mayor Guzmán (Mayor William Eduardo Guzmán Arbaiza, edecán del expresidente Funes. Ambos militares son procesados en el caso y prófugos de la justicia).

¿Funes no lo buscó a usted y a García para entregarle dinero a través de su ex secretario privado para comprar esas armas que usted después le donó?

No. García recibía órdenes del secretario privado.

¿Siempre por órdenes de Mauricio Funes?

Acuérdese que yo no había llegado a la residencia hasta 2010.

Pero usted me dijo que llegó en 2010 a Casa Presidencial

A la residencia. Yo tenía desde el periodo de Antonio Saca de estar trabajando en el Estado Mayor Presidencial en el aeropuerto. Entonces García es el que hizo este procedimiento. Mandaba a un soldado a la venta de armas y se le entregaba el arma al expresidente, pero antes de que yo llegara.

¿O sea que Mauricio Funes hacía esta práctica con García, junto con su ex secretario privado?

Sí. Podría decirse que sí.

¿Desde cuándo ocurrió?

Entonces en el 2009 y finales de 2009 ellos empezaron a comprar armamento por eso, porque las armas que los soldados andaban eran armas viejas. Entonces lo que hicieron fue que mandaban a los soldados para que las fueran a comprar. »Andá a comprar un (arma) para que la ande el presidente”. Pero cuando vieron que le gustaba, entonces don Miguel (Menéndez, Mecafé) le regaló un montón. Y así el capitán García, con instrucciones del secretario privado, imagino yo, fue que hizo eso. Pero ahí no sé cómo funcionaba el proceso, porque no estaba yo allí.

Tomado de: El Faro

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